Nuevo colapso del Hospital Israelita

¿Quién lo saca de terapia intensiva?

En la edición 852 de Nueva Sión, mayo de 2000 -cuatro años atrás-, anunciamos la gravedad de la situación por la que atravesaba, ya entonces, el Hospital Israelita “Ezra” de la ciudad de Buenos Aires. Con un pase mágico del entonces Embajador de Israel -Itzhak Avirán- y el Presidente entrante a la AMIA -Hugo Ostrower-, Alberto Astrovsky era recomendado al INACyM (Instituto Nacional de Acción Cooperativa y Mutual) para asumir como Interventor en el ya maltrecho centro de salud. “Dado que es un hospital comunitario, le pedimos a las autoridades de su comunidad que recomienden a su mejor hombre para que nos ayuden a sacarlo adelante” se justificaron fuentes del INACyM -en ese entonces- a Nueva Sión. Hoy, y luego de las reiteradas denuncias efectuadas por este periódico acerca de la irregular selección de Astrovsky -quien ingenuamente, por ejemplo, omitió manifestar en la declaración jurada presentada en el INACyM que tenía prescripto un fallo en su contra de una condena de un año y medio de prisión en suspenso- el entonces Interventor, y actual Presidente del Hospital, quien vuelve a poner a la comunidad judía sobre el piquete de la opinión pública por la pésima gestión que pone al Hospital al borde del cierre o ante una nueva intervención que las autoridades del Estado están estudiando para evitar la continuidad del supuesto vaciamiento denunciado del Hospital y la pésima atención con que cuenta.

Cuatro años después de cansarnos de denunciar las irregularidades cometidas con la elección de Astrovsky como Interventor del Hospital Israelita, luego de haber recibido por interpósitas personas advertencias sobre próximos juicios en puerta (producidas en junio de 2001), luego de que las autoridades de la comunidad -sus máximos dirigentes- ningunearan las decisiones a las que había arribado el Tribunal de Etica de la comunidad respecto del accionar ética de Alberto Astrovsky; el pasado 22 de abril, un grupo de dirigentes avergonzados por lo expuesto y ante la inminente nueva intervención que circula en los corrillos del PAMI y el Ministerio de Salud de la Nación, al fin decidieron remitir la siguiente carta a las máximas autoridades de la AMIA -Abraham Kaul- y la DAIA -Gilbert Lewi-:
“Los abajo firmantes, instituciones y miembros de la comunidad judía de la Argentina, preocupados por las graves circunstancias que atraviesa el Hospital Israelita “Ezra” frente a la suspensión de la internación por parte del PAMI basada en auditorias que constataron la mala calidad y el incumplimiento de las prestaciones pactadas y considerando, además, el dictamen del Tribunal de Etica comunitaria de fecha 5 de noviembre de 2001 que establece: “Declarar que el Sr. David Alberto Astrovsky es responsable y reincidente de falta ética respecto de una institución de la comunidad judía (Sociedad Mutual Ezrah)”. Solicitamos a la AMIA y a la DAIA que se avengan a implementar el contenido de dicha resolución desvinculándolo del seno de nuestras instituciones y haciéndolo extensivo a todos los miembros del consejo directivo de la mutual del Hospital Israelita que detenten cargos de responsabilidad comunitaria.
Al mismo tiempo instamos a las instituciones centrales de la comunidad a que publiciten explícitamente en los medios comunitarios y nacionales que el Hospital Israelita no es ya una institución judía representativa siendo responsables de su mala gestión los particulares a cargo de la misma. Entendemos que hacer público el hecho ejemplar de separarlos del seno de nuestras instituciones se constituirá en un punto de inflexión frente a la impunidad que estos personajes detentaban en los marcos comunitarios y ayudará al imprescindible esclarecimiento frente a la opinión pública, a los funcionarios de la administración y el gobierno nacional que el Hospital no pertenece ya a la comunidad judía sino a un grupo privado que hace utilización perversa del nombre, y que les solicitamos que actúen conforme a la justicia y como administrativamente corresponda sabiendo que la gestión del Hospital no cuenta con el respaldo de la comunidad.
Para ampliar y documentar lo anteriormente expuesto, los abajo firmantes convocamos a una audiencia pública comunitaria en el auditorio de la AMIA el próximo martes 27 a las 20.00 hs. donde las autoridades del Tribunal de Etica presentarán su dictamen”.

La reunión

El encuentro del martes 27, efectivamente, se produjo con pocos dirigentes pero con la firme decisión de no dejar caer al Hospital y buscar una sanción para los responsables.
“Es inconcebible -afirmaba indignado y preocupado un dirigente a Nueva Sión- que mientras nuestros padres y abuelos ponían plata en el Hospital, los dirigentes de hoy se la lleven”.
El tema Astrovsky ya había sido, además, tema de conflicto comunitario dado que el Tribunal de Etica había fallado en su contra en dos oportunidades y ninguna institución adscribió a su dictamen considerándolo vinculante. Y, exactamente, este caso fue uno de los disparadores de la renuncia de los integrantes del Tribunal de Etica que, si bien, no fue aceptada, tampoco ninguna organización comunitaria enmendó aquella inacción; hasta ahora.
Tampoco está muy claro cómo seguir porque lo cierto es que pese a promover cualquier acción tendiente a prohibir o restringir el acceso a cargos comunitarios de Astrovsky y su grupo de tareas, ninguna organización comunitaria tiene ingerencia en los estatutos de la “Sociedad Mutual Ezrah”, originadora del Hospital como para removerlos de sus puestos.
En algún leve intento anterior, organizado desde la DAIA, para que Astrovsky dejara su trinchera, dicen que dijo que nadie puede removerlo porque ninguna institución comunitaria es dueña del Hospital el que cuenta con estatutos propios a través de la “Sociedad Mutual Ezrah”.

¿Es hospital comunitario?

“Nuevo Hospital Israelita Ezra. El Hospital de la comunidad para toda la sociedad”. Así se presenta el hospital en su página web.
Pero para que sea considerado comunitario debería de haber una comunidad detrás. Una comunidad que hoy le da la espalda a sus dirigentes por dos causas bien diferenciadas, pero que en algún punto del camino se tocan:
1- Se avecina un nuevo derrumbe que pone en riesgo, otra vez, la imagen de la comunidad judía que ya se vio golpeada por las caídas del Banco Patricios, el Banco Mayo y la Universidad Bar Ilán. Y nadie quiere hacerse cargo de un espacio en el que no tuvo influencia, ni autoridad para cambiar las cosas.

2- Las autoridades nacionales y el PAMI ya están sondeando a un grupo de dirigentes comunitarios para tener una respuesta acerca del verdadero interés comunitario por salvar al Hospital.

Lo cierto es que el Hospital Israelita, hoy, tiene una deuda superior a los $ 130.000.000, impagables tal su estado actual; el PAMI está próximo a retirarle la cápita de internación y muchos servicios ya han sido privatizados o tercerizados.

Hasta el día de hoy, las autoridades del Hospital Israelita siguen declarándolo un hospital comunitario. Y para que ello ocurra debería de estar reconocido como tal, incluso desde su función social y la responsabilidad de su gestión.
Si el hospital se cae, la responsabilidad, ante el imaginario colectivo, será el de otra caída comunitaria. Y si la comunidad decide salvarlo, debe de tejer algún tipo de acuerdo para que la nueva intervención -de producirse- sea consensuada y tomar las medidas respectivas de co-auditoría en la responsabilidad económica y social.

Final con preguntas, por ahora

¿Debe dejarse caer al Hospital Israelita? Definitivamente no.
¿Es sólo Astrovsky responsable de la ruinosa situación a la que se llegó nuevamente? Definitivamente no. Los dirigentes que lo habilitaron, otros que por omisión lo dejaron hacer y los medios comunitarios y periodistas a los que les fue comprado su silencio con espacios publicitarios (Mundo Israelita, La Voz de Israel y Comunidades. Este último coincidentemente desde que uno de sus directores -Natalio Steiner- ingresara como columnista del canal Menorah) no se enriquecieron pero son co-responsables por omisión, negligencia o torpeza.
Como muestra basta un botón: en el programa del último festejo organizado en el Luna Park con motivo de Iom Haatzamaut (aniversario del Estado de Israel) habían tres anuncios publicitarios vinculados con Alberto Astrovsky. Uno personal junto a su familia, otro del Hospital y un tercero del canal Menorah. Dinero que los responsables de producir la pieza gráfica no debieron de haber aceptado del anterior Presidente de la OSA.
Y vamos a terminar este artículo cerrando, por su contundente vigencia, con el mismo remate que propusimos hace cuatro años:
“La larga vida de las instituciones pasa por su gente y sus debates, y no por pactos coyunturales poco transparentes.
El acertijo final debe responder a qué clase de comunidad pretendemos construir, cuál es la historia pendiente, con qué dirigentes vamos a caminar juntos y no abajo o detrás porque, en ambos casos, corren serio riesgo de quedarse solos mientras la comunidad a la que dicen representar está latiendo en otro lado. Lejos, muy lejos, cada vez más lejos…”
¿Vamos a salvar al Hospital Israelita? Esperemos que sí, pero si eso no es posible, no nos rasguemos más las vestiduras. Cada uno sabe dónde estuvo a la hora del nuevo naufragio y deberemos responder por ello.